viernes, 21 de septiembre de 2007

Emily Dickinson - Pasados ya cien años



Pasados ya cien años
Pasados ya cien años
nadie el lugar conoce:
la angustia allí sufrida
es una paz inmóvil.
Se irguieron victoriosos los hierbajos;
vagaron forasteros allí, deletreando
aquella solitaria ortografía
de los muertos lejanos.
Los vientos, en bancales del estío,
recuerdan el sendero,
pues el instinto recogió la llave
que la memoria se dejó en el suelo.

A UNA CASA DE ROSA

a una casa de rosa no te acerques
demasiado, que estragos de una brisa
o el rocío inundándola -una gota-
abatirán su muro, amedrentado.

Y atar no intentes a la mariposa,
ni escalar setos del arrobamiento.
Hallar descanso en lo inseguro
está en el mismo ser de la alegría.
A UNA CASA DE ROSA

a una casa de rosa no te acerques
demasiado, que estragos de una brisa
o el rocío inundándola -una gota-
abatirán su muro, amedrentado.

Y atar no intentes a la mariposa,
ni escalar setos del arrobamiento.
Hallar descanso en lo inseguro
está en el mismo ser de la alegría.









ALTIVEZ

Sólo sabemos toda nuestra altura
si alguien le dice a nuestro sér: ¡Levanta!
Y entonces, fiel consigo, se agiganta
hasta llegar al cielo su estatura.

De la vida común sería ley
el heroísmo en el humano ruedo
si no nos doblegáramos al miedo
de vernos y sentirnos como un rey.

Versión de Carlos López Narváez








BUENO ES SOÑAR
Bueno es soñar. Despertar es mejor
si se despierta en la mañana.
Si despertamos a la media noche,
es mejor soñar con el alba.
Más dulce el figurado petirrojo
que nunca alegró el árbol,
que enfrentarse a la solidez de un alba
que no conduce a día alguno.
Versión de José Manuel Arango






CERTIDUMBRE

Yo jamás he visto un yermo
y el mar nunca llegué a ver
pero he visto los ojos de los brezos
y sé lo que las olas deben ser.

Con Dios jamás he hablado
ni lo visité en el Cielo,
pero segura estoy de a dónde viajo
cual si me hubieran dado el derrotero.

Versión de Carlos López Narváez







COLOQUIO

Había muerto yo por la Belleza;
me cercaban silencio y soledad,
cuando dejaron cerca de mi huesa
a alguno que murió por la Verdad.

En el suave coloquio que entablamos,
vecinos en la lúgubre heredad,
me dijo y comprendí: Somos hermanos
una son la Belleza y la Verdad.

Y así, bajo la noche, tras la piedra,
dialogó nuestra diáfana hermandad
hasta que el rostro nos cubrió la yedra
y los nombres borró la eternidad.

Versión de Carlos López Narváez






CUANDO CUENTO LAS SEMILLAS...
Cuando cuento las semillas
sembradas allá abajo
para florecer así, lado a lado;

cuando examino a la gente
que tan bajo yace
para llegar tan alto;

cuando creo que el jardín
que no verán los mortales
siega el azar sus capullos
y sortea a esta abeja,
puedo prescindir del verano, sin queja.
Versión de Silvina Ocampo




ÉL ERA DÉBIL Y YO FUERTE

Él era débil y yo era fuerte,
después él dejó que yo le hiciera pasar
y entonces yo era débil y él era fuerte,
y dejé que él me guiara a casa.

No era lejos, la puerta estaba cerca,
tampoco estaba oscuro, él avanzaba a mi lado,
no había ruido, él no dijo nada,
y eso era lo que yo más deseaba saber.

El día irrumpió, tuvimos que separarnos,
ahora ninguno de los dos era más fuerte,
él luchó, yo también luché,
¡pero no lo hicimos a pesar de todo!

Versión de L.S.






EMBRIAGUEZ

En jarros tallados en nácar
apuro un licor ignorado...
Tal vez ni del Rhin en las cavas
pudiera mi sed encontrarlo.

Con una embriaguez de rocío,
borracha de incógnitos hálitos,
tabernas de azul diluido
recorro en perpetuos veranos.

Cuando las abejas
y las mariposas,
agobiadas, ebrias,
vuelen de las pomas,
aún libaré yo mi vaso
de extraño licor...
Hasta que los ángeles
me agiten su níveo penacho,
y a los ventanales
celestes se asomen los santos
para contemplarme
borracha de azul y de sol.

Versión de Carlos López Narváez







EN MI FLOR ME HE ESCONDIDO

En mi flor me he escondido
para que, si en el pecho me llevases,
sin sospecharlo tú también allí estuviera...
Y sabrán lo demás sólo los ángeles.

En mi flor me he escondido
para que, al deslizarme de tu vaso,
tú, sin saberlo, sientas
casi la soledad que te he dejado.

Versión de L.S.







EN MI JARDÍN AVANZA UN PÁJARO

En mi jardín avanza un pájaro
sobre una rueda con rayos -
de música persistente
como un molino vagabundo -

jamás se demora
sobre la rosa madura -
prueba sin posarse
elogia al partir,

cuando probó todos los sabores -
su cabriolé mágico
va a remolinear en lontananzas -
entonces me acerco a mi perro,

y los dos nos preguntamos
si nuestra visión fue real -
o si habríamos soñado el jardín
y esas curiosidades -

¡pero él, por ser más lógico,
señala a mis torpes ojos -
las vibrantes flores!
¡Sutil respuesta!

Versión de Silvina Ocampo







ENSUEÑO

Para fugarnos de la tierra
un libro es el mejor bajel;
y se viaja mejor en el poema
que en el más brioso y rápido corcel

Aun el más pobre puede hacerlo,
nada por ello ha de pagar:
el alma en el transporte de su sueño
se nutre sólo de silencio y paz.

Versión de Carlos López Narváez







ES LA DICHA UN ABISMO...

¿Es la dicha un abismo por lo tanto
que no me deja dar un paso en falso
por miedo a que el calzado se me arruine?

Prefiero que mis pies se den el gusto
a cuidar los zapatos-
porque en cualquier zapatería una
puede comprar
un nuevo Par-

Mas la dicha se vende una vez sola.
Perdida la patente
nadie podrá comprarla nunca más-
Díganme, pies, decidan la cuestión
¿debe cruzar la señorita, o no?
¡Expídanse, Zapatos!

Versión de Roberto Facceti








ESTATURA

Poder discrecional tuve en mi mano
y con denuedo contra el mundo fui;
dos veces temeraria lo he afrontado
tan sólo con la honda de David.

Aunque la piedra le arrojé segura
fui sólo yo la que me desplomé :
¿de Goljat fue muy grande la estatura
o quizá fue mayor mi pequeñez?

Versión de Carlos López Narváez








MI VIDA SE DETUVO - UN ARMA CARGADA

Mi vida se había parado - un Arma Cargada -
en los Rincones - hasta que un día
el Dueño pasó - me identificó -
y me llevó lejos -

Y ahora vagamos por Bosques Soberanos -
y ahora cazamos a la Cierva -
y cada vez que hablo por él -
las Montañas contestan diligentes -

Y sonrío, tal luz cordial
sobre el resplandor del valle -
es como si una cara Vesuviana
hubiera dejado su voluntad a su paso -

Y cuando en la noche - acabado nuestro buen día -
guardo la cabeza de mi amo -
Es mejor que haber compartido
la profunda almohada de plumón -

De Su enemigo - soy enemigo mortal -
ninguno se agita por segunda vez -
en quién pongo un ojo amarillo -
o un pulgar enfático -

Aunque Yo así como él - podamos vivir largamente
él debe vivir más -que Yo-
porque yo tengo el poder de matar,
Sin -el poder de morir -

Versión de Miguel Artime







MORIR NO DUELE MUCHO

Morir no duele mucho:
nos duele más la vida.
Pero el morir es cosa diferente,
tras la puerta escondida:

la costumbre del sur, cuando los pájaros
antes que el hielo venga,
van a un clima mejor. Nosotros somos
pájaros que se quedan:

los temblorosos junto al umbral campesino,
que la migaja buscan,

brindada avaramente, hasta que ya la nieve
piadosa hacia el hogar nos empuja las plumas.

Versión de L.S.







NO ERA LA MUERTE, PUES YO ESTABA DE PIE...

No era la Muerte, pues yo estaba de pie
Y todos los muertos están acostados,
No era de noche, pues todas las campanas
Agitaban sus badajos a mediodía.

No había helada, pues en mi piel
Sentí sirocos reptar,
Ni había fuego, pues mis pies de mármol
Podían helar un santuario.

Y, sin embargo, se parecían a todas
Las figuras que yo había visto
Ordenadas para un entierro
Que rememoraba como el mío.

Como si mi vida fuera recortada
Y calzada en un marco
Y no pudiera respirar sin una llave
Y era como si fuera medianoche

Cuando todo lo que late se detiene
Y el espacio mira a su alrededor
La espeluznante helada, primer otoño que llora,
Repele la apaleada tierra.

Pero todo como el caos,
Interminable, insolente,
Sin esperanza, sin mástil
Ni siquiera un informe de la tierra
Para justificar la desesperación.







PEQUEÑEZ

Es cosa tan pequeña nuestro llanto;
son tan pequeña cosa los suspiros...
Sin embargo, por cosas tan pequeñas
vosotros y nosotras nos morirnos.

Versión de Carlos López Narváez








PODRÍA ESTAR MÁS SOLA SIN MI SOLEDAD...

Podría estar más sola sin mi soledad,
tan habituada estoy a mi destino,
tal vez la otra paz,
podría interrumpir la oscuridad
y llenar el pequeño cuarto,
demasiado exiguo en su medida
para contener el sacramento de él,

no estoy habituada a la esperanza,
podría entrometerse en su dulce ostentación,
violar el lugar ordenado para el sufrimiento,

sería más fácil fallecer con la tierra a la vista,
que conquistar mi azul península,
perecer de deleite.

Versión de L.S.









POEMA 37

Corazón, le olvidaremos
en esta noche tú y yo.
Tú, el calor que te prestaba.
Yo, la luz que a mí me dio.

Cuando le hayas olvidado
dímelo, que he de borrar
aprisa mis pensamientos.
Y apresura tu labor
no sea que en tu tardanza
vuelva a recordarle yo.